Antes de acudir a la realización de una analítica de sangre es necesario seguir una serie de recomendaciones para que el resultado no se vea alterado. A nivel general, la extracción se debe realizar en ayunas, esto es, no se puede ingerir ningún alimento entre las ocho y 12 horas previas al análisis, aunque es posible beber agua en pequeñas cantidades para saciar la sed.

Este ayuno dependerá en todo caso del tipo de prueba. De hecho, «si la finalidad es un estudio del perfil de lípidos se recomienda un ayuno de entre 12 y 14 horas y evitar una cena abundante«, explican desde Laboratorio Blancarte.

Los alimentos y las bebidas ingeridas se absorben en la corriente sanguínea y pueden afectar a los resultados de determinadas pruebas. Respecto a los líquidos, «beber agua de forma moderada está permitido, siempre y cuando el médico no lo prohíba específicamente», añaden. Además, mantener una adecuada hidratación contribuye a la dilatación de las venas para favorecer la extracción de sangre.

Pero, ¿qué sucede con el tabaco? ¿Y con el alcohol? En primer lugar, no se debe fumar antes ni después de realizar una analítica de sangre «porque puede interferir en la curva de glucosa e incrementar la concentración de ácidos grasos, entre otras alteraciones»,

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